Decoración de interiores

No vamos a descubrir aquí a una diseñadora que ya tiene un amplio reconocimiento internacional. Pero no está de más rescatar el espléndido trabajo que Isabel López-Quesada realizó en esta antigua granja de faisanes reconvertida en moderna casa de campo. La propiedad se encuentra localizada en Biarritz en el País Vasco francés.

La diseñadora española realizó un maravilloso trabajo a la medida de esta encantadora casa, fiel ejemplo de la arquitectura tradicional vasca.

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«Orchard House» («La Casa de la Huerta»), un proyecto de la firma de arquitectura Arch11, está situada en Boulder (Colorado, Estados Unidos). La obra ganó en 2010 el Premio de Honor para Interiores del Instituto Americano de Arquitectos del norte de Colorado y sobresale por una organización y aprovechamiento híperminimalista de su espacio.

En el vestíbulo destaca el acristalamiento en rojo de la escalera, la amplitud y la entrada de luz por sus amplios ventanales. El escaso mobiliario utilizado, de tintes modernistas, no deja lugar a dudas sobre esta búsqueda de un espacio simple, dominado por el volumen, techos altos y paredes desnudas. Apenas se utilizan un par de colores; un detalle de color parece ser suficiente para cada habitación, pero con resultados espléndidos. En el diseño de interiores, en este caso, prima el uso de distintas texturas antes que el colorido. El detalle de la chimenea en el salón, por ejemplo, prácticamente escondida, resulta sublime.

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En el exclusivo barrio del centro de Londres, Belgravia, se encuentra esta casa con su tradicional fachada de ladrillo. Ha sido obra de una interesante renovación en su distribución y decoración interior de manos de una de las empresas más importantes y prestigiosas de Londres, Finchatton. La han convertido en una moderna residencia de cuatro habitaciones y cuatro cuartos de baño.

El resultado es una casa con una delicada elegancia, mundana, sofisticada y atemporal. Esta típica casa de Belgravia une las mejores facetas de la arquitectura de la época con los más altos estándares contemporáneos.

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Esta casa del siglo XIX situada en una esquina de una calle de Gante, Bélgica, ha sido renovada totalmente bajo la dirección de los arquitectos Graux y Baeyens. Estos arquitectos tienen su estudio en la misma ciudad, tal vez por ello han sabido captar tan bien el espíritu de la casa. El entorno, junto al canal que une a Gante con el mar, con sus muelles, las viejas vías de tren, todo ese aire industrial y decimonónico que rodea a la casa le confieren un carácter muy especial que los arquitectos han sabido conservar en la rehabilitación y adaptación de la casa a la vida moderna de una joven familia belga.

El lugar innegablemente tiene encanto y la casa resalta con su color negro en el lienzo gris del cielo belga. El agua del canal reflejando el pálido cielo, la calle adoquinada y herida por las vías, casi podemos ver un cuadro de Van Gogh en esta imagen.

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La remodelación de esta vivienda situada en Cieza (Murcia, España) se ha realizado tomando como referencia el estilo nórdico combinado con elementos modernistas. Una decoración ecléctica en la que se potencia el uso del espacio y se busca por encima de todo el equilibrio del conjunto.

Del estilo nórdico se recogen sus líneas sencillas y el minimalismo en la decoración para crear espacios diáfanos y abiertos, al tiempo que se introducen detalles de color en estilo rústico y moderno, lo que ayuda a potenciar la naturaleza decorativa, ya que el estilo nórdico es básicamente austero. El resultado de esta combinación no puede ser mejor, como vemos: mobiliario de madera, espacios amplios, profusión de detalles prácticos, colores sobrios y un equilibrio en la composición realmente magnífico.

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Antiguamente, los techos de las casas dejaban al descubierto las vigas arquitectónicas, mostrando el esqueleto interior de la vivienda. Esto daba un aspecto realmente bonito al interior, con vigas exclusivas de madera en distintos acabados, una verdadera obra de arte. Esta tendencia regresa con fuerza, trayendo lo mejor del estilo rústico, que tanto nos gusta.

Las vigas de madera nos trasladan a paisajes distintos, refugios en el campo y edificios antiguos. Tienen todo el encanto de lo tradicional y una belleza única. Son perfectas como complemento decorativo, ya que realzan el techo de la estancia y aportan mucho contraste y, por consiguiente, mucha vida. Además son una buena solución cuando el techo presenta problemas e irregularidades.

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