Decorar una casa donde viven niños pequeños no tiene porqué ser algo imposible ni prohibido. Ellos son unos miembros más de la familia y no podemos esperar a que crezcan para decorar la casa a nuestro gusto. Hay soluciones para todo y con un poco de sentido común podemos adaptar la decoración a los pequeños sin tener que renunciar a las cosas que nos gustan.
Las fundas lavables son un gran invento que nos permitirán disfrutar de buenos sillones y muebles sin estar detrás de los niños con la bayeta en la mano. Si se ensucian pues a la lavadora y listo.
Escoger muebles fáciles de mantener y telas que se puedan lavar, que sean resistentes y duraderas. Hay una gran gama de telas con tratamientos especiales para repeler las manchas. Será una opción a tener en cuenta tanto para cortinas como alfombras y muebles tapizados.
Ser conscientes de que las cosas son efímeras, que no duran para siempre nos librará de desengaños y enfados. Por preicosa que sea una tela, un mueble o cualquier objeto decorativo nada no es algo que vaya a ser eterno.
Lo que sí hay que tener presente es que los niños no puedan dañarse, tomar precauciones colocando los objetos decorativos que pueden romperse fuera de su alcance y tomar todas las precauciones para que no se puedan lastimar con fuentes de calor y electricidad.
Cambiar la mesa de centro por una otomana tapizada será una buena forma de evitar que los más pequeños puedan lastimarse.
Dedicar un espacio como galería de arte para las obras de los niños hará que ellos se sientan bien, integrados en la familia y valorados por sus obras.
Darles zonas y elementos de almacenamiento les enseñará a ser responsables con sus cosas y a colaborar en la buena presencia de la casa.
Si le preocupa mucho lo que puedan hacer sus hijos con los muebles pues decántese por muebles fáciles de reemplazar y que no trastornen en exceso su economía.
En las áreas de la casa más expuestas al maltrato por parte de los más peques, el recibidor por ejemplo, opte por usar pinturas y telas lavables.
Fotos: bhg.com