Estos salones están dominados por un color único, que toma el protagonismo en paredes y muebles. Son salones monocromos con una apuesta clara por el predominio de una gama cromática, si bien en algunas ocasiones se puede introducir pequeñas pinceladas de otras gamas similares como elemento subjetivo. Del azul al amarillo limón, repasamos algunas propuestas muy favorecedoras para vestir nuestro salón.

El azul sigue siendo una opción indiscutible a la hora de decorar. Se trata de un color primario y frío del espectro, pero con unas cualidades relajantes inigualables. Un sala en azul se ve recompensada como enclave para el relax, el ocio y la diversión.

Un salón en verde pistacho resulta innovador, fresco y juvenil. Este color favorece la iluminación interna y es idóneo para ambientes modernistas e intimistas.

El violeta es otro tono lleno de magnetismo. Irrumpe con fuerza entre el mobiliario, iluminando todos los rincones. Resulta el más apropiado si queremos crear ambientes románticos y suaves. La belleza del violeta puede estar presente en mobiliario, alfombras o cortinas, o materializarse en forma de plantas decorativas.

El beige y el crema son dos colores exquisitos. Agrandan los espacios, resultan frescos, dinámicos y muy limpios, y combinan realmente bien con cualquier tipo de estilo, ya sea más modernista o tradicional. Además, se pueden mezclar con cualquier galería de color, siendo el el beige y el crema los colores base.

El amarillo limón es otro tono perfecto para crear atmósferas con cierta naturaleza renacentista, aunque también queda estupendamente envolviendo estancias más modernas y juveniles. El amarillo ilumina, es enérgico, favorecedor y muy vibrante, no apto para amantes de los tonos más apagados.

Fotos: decoraideas.com; programatvdisenio.blogspot.com; disnaval.com; coloresencasa.blogspot.com.

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