El interior de los muebles no suele estar trabajado del mismo modo que el exterior, ni dotado de acabados como barniz y pintura, sin cuya protección la madera es más vulnerable a la suciedad. Además, esas zonas suelen ser de madera de inferior calidad que el resto del mueble. Su limpieza puede realizarse mediante abrasivos mecánicos como la lija o mediante abrasivos líquidos, que desarrollaremos en este apartado.

Los materiales que necesitarás son

  • Detergente suave.
  • Agua.
  • Esponja.
  • Paño o papel absorbente.
  • Estropajo de esparto.
Antes de comenzar, un consejo sobre el limpiador: a la hora de elegir el limpiador apropiado, hay que tener en cuenta la cantidad y la clase de suciedad a eliminar. Para una limpieza general de suciedad acumulada por el tiempo, bastará con un detergente suave. Si se requiere mayor potencia limpiadora, es recomendable emplear sustancias más fuertes, como bórax, amoníaco, ácido oxálico, lejía o agua oxigenada 110 vol. La grasa se eliminará con un desengrasante, amoníaco por ejemplo, y las manchas con un decolorante, como el agua oxigenada 110 vol.

Paso a paso

1. Prepara el producto, disolviendo el agente limpiador en el disolvente adecuado para él. Para una limpieza general, puedes utilizar jabón para ropa diluido en agua. Llena un recipiente de agua, ponlo al fuego y vierte una cucharada sopera de jabón neutro; el calor hará que aumente considerablemente su potencia. En caso de que el jabón no sea líquido, antes habrá que rallarlo y deshacerlo en un poco de agua caliente.

Consejo: retira el recipiente del fuego si es neceario añadir algún producto inflamable, y no olvides proteger tus manos con guantes de goma.

2. Limpia mojando la esponja en la disolución y pásala por toda la superficie a limpiar. Según la cantidad y la resistencia de la suciedad, frota con utensilios más agresivos: estropajo, cepillo metálico, espátula dentada, etc.

3. Aclara la superficie con agua limpia a fin de retirar el detergente y neutralizar su acción. No deben quedar residuos del producto, pues podrían estropear la madera. Cambia el agua tantas veces como sea necesario.

4. Seca, pues la humedad es perjudicial para la madera, así que hay que minimizar el tiempo de exposición de ésta tanto al detergente como al agua. Con un paño o un papel absorbente, retira toda el agua de aclarado que te sea posible.

5. Cuando la superficie haya secado, aplasta la fibra de la madera, ya que al contacto con la humedad habrá sufrido un ligero levantamiento. Utiliza para ello un estropajo de esparto, de alumnio fino o bien, una lija fina.

Por último, cabe decir que es habitual encontrar interiores de muebles forrados con algún material, por ejemplo, papel adhesivo. Para retirarlo, primero reblandece el papel con agua muy caliente y, a continuación, levántalo con un cepillo o una espátula dentada. Después, frota la madera con un estropajo humedecido con acetona para eliminar los restos de cola.

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