Aunque a priori no parezcan objetos a los que se pueda sacar un provecho decorativo, las ollas y sartenes pueden perfectamente formar parte del diseño estructural de una cocina. Integrarlas como accesorios que marquen estilo es algo bastante fácil de conseguir, de hecho es habitual en muchas casas ver cómo las sartenes y cacerolas penden en el aire sobre islas o sobre puertas.
Decorar estos espacios de la vivienda con la parte metálica de la vajilla es un recurso con el que vamos a lograr un matiz distinto, tanto en cocinas rústicas como en cocinas más urbanas.
La gracia de esta idea está en dar a estos objetos un protagonismo que merecen, pues no son solo esos utensilios que nos ayudan a cocinar, sino que forman parte de la cultura propia de un arte, la gastronomía, y su presencia nos recuerda con cuánto amor se trabaja en la cocina.
Lo más común es que estos objetos cuelguen en el aire gracias a estructuras ubicadas en lo alto, en techos o en paredes. Este tipo de colgadores suelen ser metálicos y con una capacidad más bien limitada, para evitar cargarlos de peso en exceso.
Otra idea es colgarlos en la pared sobre el marco de una puerta o, incluso, ¡sobre una escalera de mano! Ideas que aportan un tono rústico con gran estilo, especialmente cuando estos accesorios son de cobre, un color que vinculamos rápidamente con espacios campestres, donde los útiles de cocina son más artesanales. Espacios donde se respira autenticidad entre fogones.
Fotos: blog.annaand.co; apartmenttherapy.com