Anna y Frederik son una pareja sueca que pasaron un año trabajando en Australia y cuando volvieron a Suecia no sabían dónde iban a vivir. Sólo tenían una idea clara y era la de vivir en el campo, así buscando en la red encontraron una casita de los años cincuenta y decidieron quedarse con ella y adecuarla a sus gustos y necesidades.

Una vista exterior de la casa, con la gran dimensión que tiene la parcela han podido montar varios espacios como zonas de estar con muebles de exterior. Se han decantado por el uso de gravilla en el suelo de la parcela que rodea a la casa. Es bastante complejo tener un jardín en esas latitudes.

En el interior se han decantado ante todo por lo práctico, los suelos como es casi obligatorio en un clima tan frío son de madera. El color blanco predomina en todas las paredes de la casa.

En la cocina continúa la preponderancia dada a los espacios amplios y libres. Sólo cuenta con armariadas bajas y en la pared estanterías.

El comedor comunica con la cocina, actuando de separador la escalera de acceso a la planta superior.

La habitación infantil, sencilla y diáfana. Sin cama, el colchón descansa directamente sobre las tablas de madera de la tarima.

Un detalle de la cama de la pareja, una vez más líneas rectas y pragmatismo, una simple balda actúa de cabezal y aporta la lectura y la luz. Los verdes de los cuadros coordinan con la almohada.

El típico baño nórdico abierto al exterior para salir del calor de la sauna al frío invierno nórdico en esa costumbre tan querida por ellos y que a nosotros nos resulta tan chocante.

Unas hamacas en un rincón del porche resaltan la practicidad de toda la decoración de la casa sin menoscabo de la belleza de la misma y al tiempo aportan un aire romántico del sur.

Vía: Planete-deco

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