El salón es un lugar de la vivienda que se presta a ser decorado de muchas maneras cada cierto tiempo. Las nuevas tendencias que entran en el mercado nos pueden motivar para llevar a cabo un pequeño cambio de estilo, bien sea por curiosidad o para evitar la monotonía que nos puede ocasionar la decoración de siempre.

Un salón decorado al estilo vintage tiene muchas posibilidades de convertirse en objeto de deseo y centro de atención para los amantes de esta tendencia, y también para los iniciados. Todo aquello que nos recuerde a épocas pasadas es susceptible de denominarse vintage, pero no es lo único, ya que otros elementos entran en juego: el espacio, los colores y la disposición de esos mismos objetos y muebles, donde el foco se encuentra en pequeños detalles que acaban siendo los protagonistas. Lámparas, cuadros, espejos, figuras, ceniceros, manteles, tapizados… diversas propuestas que lleven impreso ese sello que los hace tan especiales.


Muchas de estas piezas pueden ser muy valoradas en los anticuarios, donde lo «viejo» no tiene por qué ser sinónimo de «pasado de moda». Sillones de cuero, butacas, canapés (bancos acolchados) y mesas originales se prestan a ser usadas, reformadas o no, en múltiples versiones para configurar este universo vintage.

Pero no sólo lo antiguo tiene cabida en este estilo: se trata de rememorar una decoración con ecos de otra época o década, incluso aunque empleemos muebles y elementos de última generación, pero combinados con esos otros aspectos más vetustos de los que hablábamos.

Las paredes son otro punto en el que hay que centrar la atención: empapelados con distintos motivos (normalmente geométricos, aunque todo tiene cabida) y colores más «kitsch» y eléctricos cobran mayor relevancia, tal y como podemos apreciar en esta
selección de imágenes.

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