El oro en la decoración suele ser sinónimo de lujo, más propio de un estilo recargado o barroco que de una vivienda familiar común. Sin embargo, usado en pequeñas dosis y con intenciones alejadas del barroquismo visual, puede ser un elemento decorativo muy interesante, capaz de cumplir su función sin desentonar en nuestra decoración habitual.

Brillos y mosaicos dorados ofrecen una perspectiva distinta de la hora de la ducha:

Alguna de estas propuestas introducen el dorado en las paredes y en el suelo, en forma de mosaicos, o bien en lámparas y otros accesorios. Se trata de crear nuevos universos decorativos y de experimentar al máximo. El oro aplicado a la decoración consigue iluminar las habitaciones y aporta vanguardismo y glamour.


En esta otra propuesta (imagen inferior) podemos ver cómo introducir tonos dorados a través de distintos elementos decorativos de forma más sutil, al margen de que la habitación aquí expuesta tenga claramente una estética barroca.

Para crear el efecto dorado de la pared, se pueden aplicar pinturas metalizadas o pulverizar con spray. Los muebles con superficie dorada son otro «must» decorativo, al igual que las cortinas en falso oro.

Este otro modelo de cuarto de baño diseñado en oro es un ejemplo del lujo decorativo y del barroquismo que estos tonos ofrecen a nuestra decoración cotidiana, no apto para quienes busquen la sencillez o un estilo más costumbrista.

En cuanto a la paleta cromática con la que el tono dorado combina mejor, están el blanco, el gris oscuro, el negro, crema, beige y marrón chocolate.




Fotos: mielarquitectos.com; riflessisrl.it; ateliermujer.com; designindulgences.com; minimalisti.com.

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