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Camas tatami al estilo oriental

La costumbre en Japón es la de dormir en un futón muy fino, de apenas unos 6 centímetros, sobre el propio tatami o una estera en el suelo. Este hábito milenario refleja la importancia que para esta cultura tiene el espacio: por el día, se pliega y se recoge en un momento, dejando así mayor libertad de movimiento. Y es que en las casas japonesas el minimalismo es una prioridad constante, unido a la búsqueda de la comodidad y lo funcional.

Aunque nos pueda parecer, a priori, un poco chocante dormir casi directamente sobre el suelo sin un somier de por medio, muchas personas se han sumado ya a esta variante de cama utilizando para ello un futón. No está absolutamente reñido con la comodidad, pues hoy en día existen en el mercado materiales de sobra que priorizan el confort, como por ejemplo la espuma viscoelástica, realizada a partir de poliuretano flexible. Es un buen método y resulta menos arriesgado para la espalda que si empezamos a dormir  directamente sobre un futón japonés auténtico. Estos últimos suelen estar rellenos de materiales como judías, trigo o pequeñas bolas de plástico, algo a lo que no estamos acostumbrados.

Entre las múltiples ventajas de estas camas-tatami, destacamos su versatilidad, ya que tan pronto el futón nos sirve de cama como de sofá u otro espacio para acomodarse; su precio: suponen una alternativa más económica que las camas tradicionales; son prácticos: con ellos se obtiene un mejor aprovechamiento del espacio en las habitaciones; y, por último, para los niños resultan más seguros, al estar más cerca del suelo.

Como desventaja, podemos destacar que el algodón de los futones absorbe la humedad, por lo que en verano se puede pasar calor, a menos que se coloque una funda especial para este tipo de colchones.

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